jueves, 13 de octubre de 2011

Horas.

Cada vez que veo el reloj ya pasaron dos horas de la última vez, pasa el tiempo y nada cambio, todo sigue igual.  No voy a negar nada de lo que pienso, porque lo que pienso lo pienso por una razón. Con las horas que pasan el agua del vaso que posa en mi mesa se evapora, y decir que se había llenado tan rápido, tan felizmente. Pero poco a poco se agota, lo miro desde acá sentada imaginando que se vuelve a llenar, aunque en esta vida esas cosas no pasan. Ser tan realista desde un principio creo que me hizo mal, saber que ya se iba acabar hizo que todo fuera mas rápido, lo bueno dura tan pero tan poco.
Pasaron meses, el vaso y yo seguimos en el mismo lugar, pero... el agua se acabó.

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