No hay nada original en tus palabras, nada que sea único, nada que marque la diferencia.
No entiendo bien el significado de tus letras, porque lo decís con tanta cotidianidad, con tanta frecuencia, con tanta impunidad. Son siempre las mismas palabras y sin discriminación alguna pronuncias las mismas una y otra vez a quien aparezca sin dejar resultado concluso de lo que realmente querés decir. A veces admito confundirme y creer en todas tus falacias, pero de nuevo las vuelvo a ver en otro lugar, que nada tiene que ver a lo que yo en un principio creí. Construyo un universo sin igual, una torre de sentimientos que nadie podría alcanzar, un océano de paciencia y continentes inmensos de etapas por pasar. Me brindas lo que ya existe y en cambio yo, nada de lo que algún día podrías imaginar.
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